DOMINGO CATEQUÉTICO, 15 DE SEPTIEMBRE, 2019

El Domingo Catequético rinde homenaje a las dedicadas mujeres y hombres de toda nuestra diócesis que sirven como catequistas. Ellos son testigos y maestros de la fe católica para los niños, adolescentes y adultos. Esta celebración anual los reconoce y agradece por sus ministerios y ora por ellos. Los catequistas proporcionan un trabajo necesario e importante en la iglesia; transmitiendo el contenido de las creencias católicas.
Los primeros maestros de la fe son los padres, pero su función docente es distinta a la de un catequista. Los padres enseñan con el ejemplo de la fe vivida; los catequistas enseñan por instrucción. El suyo es un papel pedagógico. Los catequistas instruyen; es decir, guían a sus alumnos a conocer el contenido de lo que la iglesia sabe y cree acerca de Dios. Por supuesto, este conocimiento se transmite de acuerdo con el nivel de desarrollo de sus estudiantes. Por ejemplo, lo que un alumno de segundo grado puede saber y comprender sobre el Sacramento de la Sagrada Eucaristía es diferente de lo que un estudiante de segundo año de secundaria puede saber y comprender.
Este año, el tema para el Domingo Catequético QUÉDATE CON NOSOTROS se expresa en el logotipo que lo acompaña que muestra a Jesús y a dos personas caminando rodeados de una variedad de escenas sacadas de la vida: familia, negocios, hospital y otras escenas similares. Una de las metas de la Catequesis es preparar al estudiante para la vida, sus desafíos, preocupaciones, altibajos; sus alegrías y tristezas cotidianas, sus gozos y sufrimientos. El contenido de la fe católica no solo habla de cada una de estas situaciones, sino que también puede preparar al estudiante para enfrentarlas. En cada una de ellas Jesús está presente.
Un catequista enseña lo que enseña la iglesia. Por ejemplo, un catequista que enseña sobre la oración tendría que instruir a sus alumnos sobre la inmanencia de Dios que está cerca de cada uno de nosotros; quien es Emmanuel, Dios con nosotros en la persona de Jesús y en el poder del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, Dios es trascendente, sobrehumano, a diferencia de nosotros. Orar involucra ambas realidades divinas. Un catequista que enseña sobre el sacramento de la unción de los enfermos y moribundos debe transmitir los efectos de este sacramento, como la curación del alma de la persona enferma a través del perdón del pecado. O, en el caso de los moribundos, el catequista enseña acerca de la Eucaristía como el alimento para el viaje final.
Transmitir la fe de la Iglesia Católica a esta generación para que sea relevante para ellos es un desafío. El catequista sabe y enseña que la tradición católica habla al presente. El pasado informa el ahora. La tradición también expone las mentiras que celebran las culturas contemporáneas y siempre conduce a la verdad. QUÉDATE CON NOSOTROS o acompáñanos con la verdad de la fe mientras caminamos por esta vida aquí para vivir para siempre con Dios.
Expreso a cada catequista mi sincero agradecimiento por su ministerio. Les agradecemos por su servicio a la iglesia. La información y la formación que proporcionan como catequistas influye muchas vidas y, a través de esas vidas, a la sociedad y a la cultura… ¡QUÉDATE CON NOSOTROS!

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