Tenemos el privilegio en los Estados Unidos de poder elegir libremente a nuestros líderes

Durante la misa del domingo 18 de octubre, se proclamó el Evangelio de San Mateo, capítulo 22, versículos 15-21. Es una historia sobre los fariseos tratando de atrapar a Jesús con una pregunta sobre su interpretación de la ley. La pregunta precisa que le dirigen a Jesús es: “¿Es lícito pagar el impuesto del censo al César o no?” Si respondía afirmativamente, los líderes religiosos podrían acusarlo de alinearse con su enemigo, los romanos. Si respondía negativamente, las autoridades romanas podrían acusarlo de actividad subversiva contra el gobierno. El Señor responde con un versículo muy citado, una respuesta ingeniosa a la trampa: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Desafortunadamente, muchos han interpretado este versículo de la Escritura en el sentido de que la política (César) debe mantenerse separada de la religión (Dios) o que la religión (Dios) debe mante-nerse separada de la política (César). Las dos deben mantenerse separadas. Las dos nunca se encontrarán.

Este tipo de pensamiento erróneo concluye que la Iglesia no tiene derecho a abordar cuestiones políticas; el asunto de la iglesia no tiene nada que ver con el asunto de la política. Este es un entendimiento corto de vista sobre la misión de la iglesia en el mundo.

El Catecismo de la Iglesia Católica (Numerales 1913-1915) enseña: “Todos están llamados a participar en la vida pública y contribuir al bien común”. Es nuestra responsabilidad llevar nuestra fe a la vida pública, lo cual no es una intrusión en el proceso político. Las políticas públicas son una preocupación para los católicos, lo que explica por qué nuestra Iglesia ofrece orientación a la conciencia de los fieles.

Desde 2007, cada cuatro años, los obispos católicos de los Estados Unidos han emitido un documento, FORMANDO CONCIENCIAS para una CIUDADANÍA FIEL, que identifica los asuntos públicos y las políticas que preocupan a los católicos; temas como: aborto, la santidad de la vida humana, salud, paz, pobreza, inmigración, pena de muerte y otros. A estos asuntos públicos se aplican las enseñanzas de nuestra iglesia, de nuestra fe.

A medida que se acerca el día de las elecciones y usted se prepara para ir a votar, o si está votando por correo, nuestra Iglesia le ofrece un marco moral como guía. No solo debemos ser participantes informados y responsables en el proceso político, sino que también debemos llevar nuestros valores cristianos a la esfera pública. Tenemos tanto un DERECHO como un DEBER de estar allí. No es que nuestra Iglesia esté politiqueando por un candidato en parti-cular. Más bien, como personas de fe, nos acercamos a la elección de nuestros líderes aplicando las enseñanzas de nuestra fe católica a las muchas situaciones que pueden encontrarse cuando asuman un cargo público.

Nuestra Iglesia pide que los católicos tengamos una conciencia formada por las enseñanzas de la Iglesia, el Evangelio y los principios sociales católicos. En el documento FORMANDO CONCIENCIAS para una CIUDADANÍA FIEL hay algunas ayudas muy valiosas y muy prácticas sobre cómo hacerlo. Aquí encontrará un resumen del documento: www.usccb.org/issues-and-action/faithful-citizenship/

Tenemos el privilegio en los Estados Unidos de poder elegir libremente a nuestros líderes. Ojalá lo hagamos con conciencias bien formadas y con la guía que ofrece nuestra iglesia en el documento FORMANDO CONCIENCIAS para una CIUDADANÍA FIEL. Puedo sugerir en estos días antes de la elección que recemos la siguiente oración que está tomada de BENDICIONES Y ORACIONES PARA CASAS CATÓLICAS:

Señor Dios, a medida que se acercan las elecciones, buscamos entender mejor los temas y preocupaciones que afronta nuestro país, y cómo el Evangelio nos apremia a responder a estos retos como ciudadanos fieles de nuestra comunidad.

Te pedimos que nuestros ojos no sufran de ceguera para que así podamos ver a los demás como hermanos y hermanas nuestros, quienes gozan de una dignidad que nos une y nos hace iguales. De manera especial te pedimos que reconozcamos como hermanos y hermanas a quienes son víctimas de abusos y de la violencia, de los engaños y de la pobreza.

Te pedimos que nuestros oídos escuchen el llanto de los niños aún no nacidos y de quienes han sido abandonados, que escuchemos el llanto de los hombres y mujeres que son oprimidos a causa de su raza o credo, religión o género.

Te pedimos para que nuestra mente y nuestro corazón estén abiertos a escuchar la voz de los líderes que nos acercan cada vez más a tu Reino.

Te pedimos por el don del discernimiento para que elijamos líderes que escuchan tu Palabra, viven en tu amor y caminan por la senda de tu verdad, a medida que siguen el camino de Jesús y sus Apóstoles y nos guían hacia tu Reino de paz y justicia. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, a través del poder del Espíritu Santo, Amén.

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